La mayoría de los padres en muchísimos casos, tienden a golpear a sus hijos pensando que moldean así o mejoran la conducta de los niños, en cierto modo es así, pero con el paso del tiempo se crea en el niño una espacie de trastorno mental o el pensamiento de que es correcto golpear a las personas, por cuestiones de autoridad y respeto. Este método dicen los padres que fue el que ellos recibieron y es el que conocen, piensan que es realmente efectivo para corregir ciertas conductas, ya que en ellos resultó. Puede que sí, evita en ocasiones que el niño diga una mala palabra o que aprenda a no tocar cosas que no debe por cuestiones de su propia seguridad. De alguna manera el método de golpear o pegarle a un niño es lo primero que se le ocurre al padre porque no sabe de las distintas formas por las cuales puede corregir la conducta del niño sin necesidad de maltratarlo físicamente o que por falta de educación en los padres.
Por otra parte está el castigo, es mejor táctica que golpear, resulta un poco más complicado para los padres en el momento en el que el niño presenta el inconveniente o el mal comportamiento porque tienen que idear la corrección o el castigo indicado dependiendo de la situación. Opino que el castigo es la fórmula adecuada en comparación a golpear, porque se moldea la conducta del niño retirando algo a lo que esta muy acostumbrado o apego a un juguete, al portarse mal ya sabe lo que ocurrirá si, de esta manera piensa y aprende a hacer bien las cosas y portarse acorde.
Pues algunos padres cuando escuchan estas palabras tienden a asociarlas, porque creen que tienen el mismo propósito o no tienen el razonamiento necesario parar poder diferenciarlas, sólo en parte están asociadas, no producen el mismo efecto cognitivo en los niños, un golpe puede traumatizarlo mientras que el castigo es algo momentáneo que modela la conducta sin agresión
La conducta del hombre es reflejo de la buena educación, los golpes y el castigo influyen en ello, como he dicho anteriormente en lo que respecta con el área cognitiva , resulta afectada por elementos que fallen en el proceso de desarrollo del niño.
Burrhus Skinner en su teoría conductista menciona al castigo y dice que la efectividad del mismo como medida para eliminar o atenuar la intensidad de ciertas conductas y su inocuidad, en términos de efectos secundarios, depende de un número considerable de factores, entre ellos: el castigo debe aplicarse inmediatamente después de que se presenta la conducta indeseable, a fin de establecer la necesaria relación de contigüidad. Al mismo tiempo, es más efectivo el castigo que se aplica en el momento en que se inicia la conducta indeseable, en lugar de aplicarlo cuando ésta ya finalizó o cuando tenga mucho tiempo instalada en el repertorio conductual de la persona.
Ciertamente esto es lo que se quiere, que el progenitor aplique el castigo cuando deba, sin necesidad de irse al extremo de golpear al niño.
By: Debra, Bravo
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